Descripción
Mi querida Wallis, llegaste a mi vida por cosas del azar. Y contigo la flecha del amor certera. No podía controlar mi amor prohibido por ti. Durante años con gran dificultad guardé mis emociones celosamente al público, y al mismo tiempo, luchaba por conseguir tu atención. Por fin, un día, tú y sólo tú, te diste cuenta… sonreíste y delicadamente recogiste como una perla en el interior de una ostra, ese amor que había cultivado sólo para ti.