Descripción
Nuestra anfitriona había organizado una ceremonia de té para extranjeros en el barrio de Gión. Llegamos puntuales y mientras nos quitábamos los zapatos me di cuenta de que nos miraban de reojo. Cuando entramos en la gran sala de 10 tatamis todos nos hacían reverencias, yo intentaba corresponder, pero la belleza de aquel Pabellón de Té, me lo impedía. Los tatamis particularmente encajados, conducían mi mirada hacia el porche exterior. Allí enmarcado por el alero del tejado y la tarima del porche resplandecía un hermoso jardín zen.